Pépé le Moko, de Julien Duvivier (1937)

17.11.2020


Twitter es una plataforma creada para ofrecer odio y virulencia dialéctica en el mayor número de ocasiones que uno se acerca por ella. En ocasiones uno puede encontrar contenido de interés entre tanta selva. El otro día Arturo Pérez-Reverte realizaba un hilo temático muy interesante sobre películas sobre África. Entre las primeras, recomendaba esta película francesa. Ambientada en la casbah de Argel:un laberinto de callejuelas en la Medina antigua de la ciudad en donde se recogían los ladrones en la época colonial francesa. Al verla me recordó mucho una película de Charles Boyer llamada "Argel" que había visto un tiempo atrás. De hecho esa película es la versión norteamericana realizada al año siguiente. Las dos películas basadas en una misma novela de Henri La Barthe. Aquella era una buena película, ésta es excelente. En el cine francés, lo que significó la Nouvelle Vague fue un cambio relevante en la forma de hacer cine: sin duda muy importante en su momento. Sin embargo también uno tiene la sensación que provocó un cierto olvido del extraordinario cine francés de los años 30 hasta los 50. Hace poco Bertrand Tavernier firmaba un documental reinvindicando muchas de los joyas de las películas de esta época. En aquel momento la ideologización del cine francés hizo que se vieran todas estas películas como anticuadas: un sinsentido para una película del año 1937. Una película ya con 83 años y que se ve extraordinariamente a día de hoy. La fecha es importante porque muestra en mi opinión la gran influencia de la atmósfera de esta película en Casablanca (1942). Aunque todavía no está ambientada en la II Guerra Mundial, sí que la visión del Árgel de la época tiene mucho en común con el retrato de esas ciudades del norte de África en donde buscaban refugio los huidos de la Ley. Un lugar en donde encontrarse muchos perdidos del mundo en busca de un poco de rendención y libertad. Gente con su propio código moral. Sin duda una película a considerar muy seriamente dentro de lo mejor del cine fráncés: que es mucho decir. Y con un gran Jean Gabin.