El imperio del terror, de Phil Karlson (1955)
Terminada la II Guerra Mundial, en Estados Unidos hay distintos géneros que se desarrollan en el cine. Por un lado el que explora con el cine negro el lado oculto del ser humano vuelto de la guerra o en un entorno turbio. Por otro lado, el de un país orgulloso de sus valores democráticos que habían vencido en una guerra justa. Probablemente este sentimiento se extendió hasta la Guerra de Vietnam y las crisis nucleares. Pasó por la Guerra de Corea con dudas. En ese cine orgulloso de la cultura política de EEUU se encuadraban las películas políticas de Frank Capra, y se encuadrará posteriormente "Matar a un ruiseñor" en el año 1962, sólo dos años después de ser publicada la novela. En ese contexto, y con una estética en que empieza a ser relevante el mundo televisivo, y el nuevo periodismo, se podría encuadrar esta buena película en donde la comunidad se levanta frente a la mafia del juego de un pequeño pueblo. La película es una de esas joyas que te reconcilian con el cine, muchas veces bastante desconocido. Es cine moral, porque la cultura política de EEUU tiene mucho de moral cívica. Leo que la incluyeron hace unos años en la Biblioteca del Congreso de EE.UU. por sus valores políticos y en defensa del papel de la ciudadanía en las democracias. Sin duda lo merece porque debería ser película importante en cualquier antología sobre el cine político.
Postdata. Recomendada por Martin Scorsese en su imprescindible viaje por el cine norteamericano. Si como cineasta es bueno, es probablemente el mejor crítico de cine que existe en estos días.