El hombre que sabía demasiado, de Alfred Hitchcock (1934)
La etapa británica de Hitchcock realmente me gusta mucho. Es ese gusto que te dan las cosas todavía imperfectas, pero que tienen el encanto de algo irrepetible. El Reino Unido de los años 30, en donde ya se estaba intuyendo lo que iba a ocurrir unos años después con la Segunda Guerra Mundial, tiene una estética muy especial. Eso está muy presente en todas estas películas hasta el salto al otro lado del atlántico, independiente de lograr mejor o peor resultado. Menos conocida que la versión norteamérica, la verdad es que no creo que haya que ignorar la versión británica de esta historia de espías, secuestros y asesinatos . Una historia en donde aparece la constante de Hitchcock, de la persona común que se encuentra de repente en medio de una trama de suspense. Mucho de todo eso ya está en esta película todavía muy de inicios de los años 30. También momentos visuales destacables, que ya existían en el cine mudo de Hitchcock. Las escenas de la estación esquí en Suiza, las escenas en el Royal Albert Hall, y las escenas en el refugio de los secuestradores son más que destacables. No hay tanto de las obsesiones de Hitchcock que tanto se reflejará en sus películas americanas, sobre todo de los 50 y 60, por eso su cine en esta época tiene que ver mucho más con cineastas de las islas contemporáneos suyos (pienso por ejemplo en Carol Reed). Eso no solo es un problema sino que le da ese aire algo diferente a esta serie de películas, siempre en un fantástico blanco y negro. También ayuda la presencia de actores como Leslie Banks y Peter Lorre, que se pueden identificar con ese cine inglés de los años 30. Es película corta, pero creo que el resultado es lo suficientemente interesante para no sólo interesar al estudioso de la obra de Hitchcock. Creo que es una película que tiene valor en sí misma. Y es perfectamente compatible con su versión norteamericana. Volver a Hitchcock siempre es placentero.